Un nuevo modelo energético empresarial

OPINIÓN

Como todos sabemos, el mundo de la energía se encuentra en pleno proceso de transformación, pues necesitamos reducir el C02 para que el clima no se convierta en nuestro enemigo y el planeta siga conservando su “cédula de habitabilidad” a largo plazo.

La idea de sostenibilidad va calando en el seno de las sociedades desarrolladas y, poco a poco, sus ciudadanos van exigiendo comportamientos alineados con dicho fin. La evolución de la industria del automóvil es un claro ejemplo de ello.

España, como país desarrollado, se encuentra también inmerso en el mismo proceso. Las empresas son cada día más conscientes de que necesitan controlar su ahorro energético, por dos razones fundamentales: porque bajando sus costes ganan en competitividad y, aún más importante, porque son conscientes de que con ello reducen el impacto ambiental, mejorando su imagen corporativa ante la sociedad, donde habitan sus clientes presentes y futuros. Es, por tanto, una cuestión no sólo de carácter económico, sino reputacional.

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La buena reputación empresarial es fundamental en una sociedad “gobernada” por internet y las redes sociales. De ahí que, si una empresa puede presumir de cuidar el medio ambiente, al estar certificada como energéticamente eficiente, tendrá una clara ventaja sobre las más despreocupadas o menos eficientes en la materia.

Por ello, creo que iremos viendo en los próximos años la implantación progresiva de un nuevo modelo energético empresarial. Las empresas no sólo se limitarán a cumplir las normativas técnicas y medioambientales, que serán cada vez más exigentes, sino que procurarán ir por delante, adaptando sus inmuebles, sus procesos productivos y sus transportes para que produzcan el menor impacto ambiental posible, evitando así consumos energéticos innecesarios.

Y lo mejor es que “esa fiesta” la pagará el ahorro que generarán las propias mejoras implantadas. Pues bien, siendo gratis, que empiece cuanto antes.